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Jóvenes activistas presentan queja ante la ONU contra Francia por el cambio climático

Activistas juveniles de todos los continentes presentan una queja ante el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (CDN) por el cambio climático. @Michael Rubenstein para Earthjustice.

David, de 16 años, es uno de los jóvenes que han presentado en grupo una queja ante la ONU contra Francia y otros cuatro países por su inacción a la hora de combatir la crisis climática global. David es de las Islas Marshall, en primera línea de los daños ya visibles provocados por el cambio climático. Las mareas excepcionalmente altas, conocidas como mareas reales (king tide), y las tormentas ocasionan con frecuencia inundaciones y han hecho estragos en los dos negocios de la familia de David: un muelle de embarque y un restaurante. Su familia está considerando abandonar el país debido a la amenaza de la subida del nivel del mar y el aumento de las enfermedades transmitidas por mosquitos. David lo sabe bien porque tuvo una de estas enfermedades, pero aun así, no quiere dejar su amada tierra.

Este mes, el mundo celebra el 30 aniversario de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, el compromiso legal por parte de la mayoría de los países del mundo para proteger los derechos de los niños. Pero para David y los demás que presentaron la queja, hay pocos motivos para celebrar. “Los líderes mundiales no han podido cumplir lo que prometieron”, dice la activista climática de 16 años Greta Thunberg.

El 23 de septiembre, Thunberg, David y otros 14 jóvenes activistas de todos los continentes presentaron una queja ante el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (CDN), el organismo de la ONU encargado de monitorear cómo los gobiernos cumplen con sus obligaciones de proteger los derechos del niño. Su mensaje es claro: el cambio climático ya está afectando a los niños en todo el mundo, y los gobiernos no están tomando medidas decisivas y ambiciosas para detenerlo.

La reclamación de los activistas juveniles acusa a cinco países —Argentina, Brasil, Francia, Alemania y Turquía— de no prevenir el daño previsible a los derechos humanos causado por el cambio climático y, por lo tanto, colocar la carga y el costo del cambio climático en los niños y las generaciones futuras. Los cinco países son los principales emisores de gases de efecto invernadero entre los 44 países que han aceptado la jurisdicción del Comité de la ONU para estudiar quejas individuales relativas a los derechos del niño. Ninguno ha reducido las emisiones de carbono lo suficiente como para mantener los aumentos de la temperatura global por debajo de 1,5 °C.

El presidente Emmanuel Macron ha respondido defendiendo la imagen de Francia como defensor de la acción climática y argumentando que los activistas climáticos juveniles deberían centrarse en los países que bloquean los esfuerzos de reducción de emisiones. Sin embargo, en junio, el independiente Consejo Superior para el Clima de Francia informó que el país no está en camino de alcanzar su objetivo de reducción de emisiones del 40 por ciento para 2030, y no alcanzará su objetivo de neutralidad de carbono para 2050 sin cambios significativos en las políticas. Macron había alentado previamente las protestas y dijo en su día que los activistas climáticos deberían desafiar a los gobiernos. Sin embargo, las autoridades francesas usaron gases lacrimógenos contra activistas climáticos en una protesta en septiembre.

Los peticionarios provienen de Argentina, Brasil, Francia, Alemania, India, Nigeria, Palau, Sudáfrica, Túnez y Estados Unidos, así como de Suecia y las islas Marshall. La reclamación y su apéndice de 333 páginas detallan cómo han estado expuestos a los peligros mortales atribuidos al cambio climático: calor extremo, incendios forestales, sequías, calidad del aire peligrosa, tormentas e inundaciones, así como el aumento del nivel del mar y de las enfermedades transmitidas por mosquitos.

Nuestra propia investigación confirma que el cambio climático tiene una amplia gama de consecuencias perjudiciales para los derechos del niño. En Turkana, Kenia, por ejemplo, encontramos que el cambio climático ha limitado aún más el acceso a alimentos y agua potable para las comunidades indígenas locales. Las niñas caminan largas distancias para encontrar agua, exponiéndolas a peligros y evitando que puedan acudir a la escuela y participar en otras actividades.

Las inundaciones, los ciclones y la erosión de los ríos tienen más probabilidades de ocurrir con el cambio climático, y en Bangladesh, descubrimos que algunas familias tenían más probabilidades de organizar matrimonios para sus hijas menores de edad después de perder hogares o tierras por esta clase de desastres naturales. En Mozambique, alrededor de un millón de niños necesitaron asistencia humanitaria urgente después del ciclón Idai en marzo. Algunos líderes de la comunidad local obligaron a las mujeres a intercambiar sexo por asistencia alimentaria.

Los gobiernos tienen la obligación de evitar daños previsibles a los derechos humanos causados ​​por el cambio climático, incluida la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los niños argumentan que Argentina, Brasil, Francia, Alemania y Turquía han perpetuado a sabiendas la crisis climática, violando sus derechos recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño.

La queja también es importante porque les da voz a los niños: “Viernes para el futuro” ha llegado a los pasillos de la ONU. La demandante más famosa es, por supuesto, la propia Thunberg, quien desencadenó el movimiento juvenil al iniciar una huelga escolar por cuestiones climáticas y manifestarse en solitario frente al parlamento sueco en agosto de 2018. La mayoría de los otros niños peticionarios también son activistas ambientales, incluida Ridhima Pandey, una niña de 11 años en India que demandó a su gobierno por el cambio climático.

Los menores instan al organismo de la ONU a reconocer el cambio climático como una crisis de los derechos del niño y a determinar que los cinco gobiernos objetivo han violado los derechos del niño al “perpetuar imprudentemente el amenazante cambio climático”. También hacen un llamado al Comité de los Derechos del Niño a recomendar que los cinco gobiernos aceleren los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar a los países afectados “en la máxima medida de los recursos disponibles y sobre la base de la mejor evidencia científica disponible" para evitar mayores daños para los niños y las generaciones futuras.

En las próximas semanas, el CDN decidirá si la reclamación es admisible. Solo cabe esperar que el Comité permita que la queja siga adelante. Los jóvenes activistas ambientales de hoy merecen que se les escuche y se les responda.

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