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El misterio que rodea a Kim Jong Un subraya el totalitarismo de Corea del Norte

Information Lockdown a Reminder of Continuing Abuses

El líder norcoreano Kim Jong Un en el interior de su vehículo tras llegar a una estación de ferrocarril en Dong Dang, Vietnam, el 26 de febrero de 2019.  © 2019 REUTERS/Athit Perawongmetha

La fábrica de rumores acerca de la salud del líder norcoreano Kim Jong Un lleva semanas trabajando sin descanso. La especulación comenzó el 15 de abril, cuando Kim estuvo ausente durante las celebraciones del cumpleaños de su abuelo, el festivo más importante en Corea del Norte. Sin embargo, el misterio solo resalta que Corea del Norte es uno de los países más herméticos del mundo, con una población con poco acceso a la información y sin fe en las declaraciones del gobierno.

La peligrosa e inverosímil afirmación de Corea del Norte de que no tiene casos de COVID-19  pone de manifiesto el secretismo y la capacidad de duplicidad del gobierno y su destreza para alimentar a su pueblo con mentiras. El gobierno ejerce un control casi completo sobre las personas y la información que pueden recibir o transmitir.

El control del gobierno se basa, por supuesto, en el totalitarismo. Kim, al igual que su padre y su abuelo, ha presidido durante años abusos generalizados de los derechos humanos. Tal y como reveló un informe de la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas de 2014 sobre los derechos humanos en Corea del Norte, Kim y su liderazgo están implicados en una larga serie de terribles crímenes, que incluyen “exterminación, asesinato, esclavitud, tortura, encarcelamiento, violación, aborto forzado y otros tipos de violencia sexual (…), desaparición forzada de personas y (…) causar intencionalmente hambre prolongada”.

En este contexto brutal, la comisión recomendó razonablemente que el Consejo de Seguridad de la ONU remitiera a Corea del Norte a la Corte Penal Internacional, el único camino hacia la corte debido a que Corea del Norte no es uno de sus miembros. La recomendación sigue siendo adecuada dada la gravedad y la escala de los continuos crímenes y las políticas abusivas.

En 2015, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU estableció una oficina para recopilar evidencia de crímenes persistentes, entre otras tareas. El trabajo de esta oficina es fundamental para preservar las pruebas que se podrán utilizar, en su día, para enjuiciar a los responsables de delitos graves en Corea del Norte.

Los rumores sobre Kim no deberían hacernos olvidar la necesidad de llevarlo a él y al resto del liderazgo del país ante la justicia. El Consejo de Seguridad de la ONU, que ha debatido sobre el historial de derechos humanos de Corea del Norte varias veces en los últimos años, necesita reanudar su vigilancia y actuar de acuerdo con las recomendaciones de la Comisión de Investigación. Podría comenzar aprobando una nueva resolución que exija a Corea del Norte mejorar su cooperación con el sistema de la ONU, incluida la Organización Mundial de la Salud en el contexto de la crisis del COVID-19, pero también con los demás organismos de derechos humanos de la ONU. Un país cerrado no puede ser estable ni saludable.

 

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