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El gobierno de Cuba impone su libreto represivo contra una periodista

Camila Acosta enfrenta un año de acoso, detenciones y reubicaciones forzadas

La periodista Camila Acosta usa una mascarilla que dice "No al 370", una ley de 2019 que restringe la libertad de expresión en Cuba, el 1 de agosto de 2020. © Camila Acosta

Las feroces restricciones que impone el gobierno cubano a la libertad de expresión afectan especialmente a los periodistas. Camila Acosta lo sufre en carne propia. Desde que empezó a trabajar en el sitio web de noticias CubaNet hace poco más de un año, Acosta ha sido blanco de múltiples ataques.

A fines de julio, Acosta estaba esperando a unos amigos en un parque en La Habana cuando dos agentes le pidieron su documento de identidad, la detuvieron y la llevaron a una estación de policía. En su cartera, encontraron varias mascarillas con la leyenda “No al Decreto 370”, una ley abusiva que prohíbe difundir información “contraria al interés social”. Los agentes obligaron a Acosta a quitarse la ropa para hacerle un registro corporal, según contó a Human Rights Watch. Luego le impusieron una multa y la amenazaron con un proceso penal por cuestionar el decreto 370.

Este es apenas el último de una serie de incidentes de acoso en contra de Acosta.

En noviembre de 2019, un funcionario de inmigración frenó a Acosta cuando intentaba tomar un vuelo a Argentina para participar en un evento de derechos humanos. Le indicaron que tenía prohibido salir del país, contó Acosta a Human Rights Watch.

Desde febrero, Acosta se ha visto obligada a cambiar de casa en La Habana al menos seis veces. Cada vez que alquiló una nueva vivienda, los dueños le informaban al poco tiempo que debía irse. Algunos le explicaron a Acosta que la policía los reprendía por alojar a una “disidente”. En marzo, Acosta fue detenida arbitrariamente mientras cubría una manifestación en La Habana.

Durante el interrogatorio, que se extendió por dos horas, un policía amenazó con procesarla por presunta “usurpación de funciones públicas”, debido a su trabajo periodístico.

Finalmente, la policía le permitió irse. Sin embargo, dos semanas después, la citaron de nuevo a presentarse en una estación de policía, donde un agente le mostró tres publicaciones recientes suyas en Facebook, incluido un meme de Fidel Castro. El agente invocó el Decreto 370 para aplicarle una multa de 3.000 pesos cubanos (aproximadamente USD 120), una suma varias veces superior al salario medio en Cuba.

Estos abusos reiterados en contra de la libertad de expresión de la periodista Camila Acosta nos llevan a preguntarnos: ¿por qué les molesta y preocupa tanto a las autoridades cubanas que una periodista haga su trabajo?

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