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Un niño de 13 años excava en busca de oro en una mina de pequeña escala en la región de Mbeya, en Tanzania. “Estaba excavando con mi compañero”, dijo. “Entré en una pequeña fosa. Cuando empecé a cavar me dijo que saliera y cuando estaba a punto de salir, el pozo se hundió dejándome enterrado hasta el pecho (…) Empezaron a rescatarme excavando la fosa y me enviaron al hospital de Chunya”. El accidente dejó inconsciente al niño y le causó lesiones internas. Tuvo que permanecer hospitalizado una semana y todavía siente ocasionales dolores en la cintura cuando se sienta. Después del accidente, tenía miedo de volver a las fosas, pero sentía que no tenía alternativa, explicó. “Voy cuando mi tía viaja porque necesito algo para poder mantenerme”. Las compañías que comercian con oro tienen una responsabilidad de garantizar que no causan ni contribuyen al trabajo infantil.

© 2013 Justin Purefoy para Human Rights Watch.