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(Nueva York) - Las autoridades libias deben proporcionar inmediatamente información sobre el paradero de nueve periodistas extranjeros y seis libios detenidos o desaparecidos en Libia, Human Rights Watch señaló hoy. Todos los periodistas detenidos arbitrariamente deben ser inmediatamente puestos en libertad, dijo Human Rights Watch.

"Los periodistas libios y extranjeros se enfrentan a restricciones ilegales del Gobierno, incluyendo la detención en régimen de incomunicación en Trípoli", dijo Peter Bouckaert, director de Emergencias para Human Rights Watch. "Si el Gobierno no tiene nada que ocultar, entonces debe dejar que los medios de comunicación hagan su trabajo".

"Al menos tres de los periodistas extranjeros - Clare Morgan Gillis, Manu Brabo y James Foley - han estado detenidos en régimen de incomunicación en la capital, Trípoli, desde el 8 de abril 2011, señaló Human Rights Watch. No se les ha permitido contactar a sus familias o recibir visitas diplomáticas.

Además, el Gobierno tiene detenidos a dos periodistas y a un conductor de la estación de televisión saudí Middle East Broadcasting y a un periodista de la cadena de televisión iraní Al-Alam, según el Comité para la Protección de los Periodistas. Un camarógrafo de televisión Al Yazira fue liberado el 14 de abril, pero otros permanecen bajo custodia.

Gillis, de 34 años, periodista independiente estadounidense que trabaja para The Atlantic, Die Welt y USA Today; Foley, de 37 años, corresponsal estadounidense para la publicación en Internet Global Post; y Manuel Varela, de 30 años, fotógrafo español en misión para European Press Agency que trabaja bajo el nombre de Manu Brabo, fueron detenidos por las fuerzas de seguridad del Gobierno el 5 de abril en Brega, señaló Human Rights Watch.

C.J. Chivers, periodista del New York Times en el terreno, se enteró por medio de testigos que un grupo de tres periodistas a bordo de una furgoneta Mercedes de color rojo tuvieron que detenerse en la carretera costera cerca del desvío a Nueva Brega, cuando su vehículo cayó bajo el fuego de artillería de las fuerzas del Gobierno. Después de que la camioneta se detuvo, miembros de las fuerzas del Gobierno se acercaron en dos camionetas Mitsubishi y ordenaron a los periodistas subir a sus camionetas, dijeron los testigos a Chivers. Los combatientes del Gobierno después destruyeron la furgoneta Mercedes con granadas propulsadas por cohetes y se marcharon.

Según informes, otros dos periodistas extranjeros desaparecieron cerca de Brega. Un fotógrafo independiente de Sudáfrica, Anton Hammerl, de 41 años, que tiene su sede en Londres, fue visto por última vez cerca de la ciudad el 5 de abril. Un escritor independiente estadounidense, Matthew VanDyke, de 31 años, fue visto por última vez cerca de Brega el 13 de marzo. Las circunstancias en ambos casos siguen sin estar claras.

El 14 de abril Al Jazeera anunció que las autoridades libias habían puesto en libertad a uno de sus camarógrafos, Ammar al-Hamdan, que había estado detenido desde el 6 de marzo. Al-Hamdan dijo a la prensa que permaneció en confinamiento solitario durante 14 días. El otro camarógrafo de Al Jazeera, Ammar al-Tallou, ciudadano británico, permanece bajo custodia. Los dos camarógrafos fueron detenidos junto a sus colegas de Al Jazeera Lutfi Al Massoudi y Ahmad Val Wald-Eddin. Al Massoudi fue liberado el 3 de abril y Wald-Eddin el 11 de abril. Human Rights Watch había instado previamente al Gobierno de Libia a liberar a los cuatro hombres.

Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPP), el Gobierno ha mantenido detenidos a los periodistas Magdi Hilali y Mohamad al-Shuwayhadi, de la cadena Middle East Broadcasting, desde el 6 de abril, junto con su conductor Yahya (apellido desconocido). Un colega fue detenido y puesto en libertad el 8 de abril. Un periodista de Al-Alam, Lotfi Ghars, ha estado bajo custodia desde el 16 de marzo, dijo el CPP.

Al menos seis periodistas libios críticos del Gobierno también han sido detenidos y se desconoce su paradero. Los desaparecidos son Atif el-Atrash, Idris al-Mismari y Mohamed al-Sahim, todos los detenidos en Bengasi durante las primeras protestas a mediados de febrero, dijo Human Rights Watch.

Un trabajador de los medios de Libia, Mohamed Shaglouf, que trabajaba como conductor para The New York Times, ha estado desaparecido desde que él y cuatro periodistas extranjeros del periódico fueron detenidos el 15 de marzo. Los cuatro extranjeros fueron puestos en libertad el 21 de marzo, pero sigue si conocerse el paradero de Shaglouf.

Human Rights Watch se enteró de que Gillis, Foley, Brabo y Hammerl desaparecieron el 7 de abril y procedió a contactar a sus familias y a organizaciones noticiosas.

Varios periodistas extranjeros en Trípoli se pusieron en contacto con funcionarios del Gobierno de Libia acerca de los cuatro periodistas, entre ellos el asistente personal del líder libio, Muammar Gadafi, y los de sus hijos Seif al-Islam y Saadi Gadafi, así como el portavoz del Gobierno Musa Ibrahim. En la noche del 7 de abril los funcionarios del Gobierno confirmaron al corresponsal internacional de CNN, Nic Robertson, que los cuatro periodistas estaban a salvo y en custodia del Gobierno. Los cuatro estaban siendo trasladados a Trípoli, donde serían liberados "pronto", dijeron los funcionarios. El ex congresista de EE.UU., Curtis Weldon, en una visita privada a Trípoli para entablar diálogos con la familia Gadafi, también planteó el caso de los periodistas detenidos con los funcionarios libios, haciendo una prioridad de su visita su pronta liberación.

Desde entonces, las autoridades libias no han facilitado más información sobre el paradero de los cuatro. A los periodistas no se les ha permitido contactar con sus familias, y no se han permitido visitas de representantes diplomáticos, ni siquiera de los funcionarios turcos que desempeñaron un papel vital en la liberación de periodistas previamente detenidos.

De acuerdo a información confiable obtenida en cooperación con The Atlantic, Gillis, Foley y Brabo – pero no Hammer – estaban detenidos en las instalaciones del Gobierno de Sirte el 6 de abril, y fueron trasladados a un centro de detención en Trípoli el 7 de abril, dijo Human Rights Watch. Los tres periodistas detenidos aparentaban estar sanos y no haber sido maltratados durante el periodo que fueron vistos en custodia. Pero no mencionaron al periodista sudafricano, lo que conduce a la especulación de que Hammerl, padre de un bebé de un mes, pudo haber sido detenido en un incidente separado.

"Hace más de una semana desde que Clara Gillis, James Foley y Manu Brabo fueron enviados a Trípoli, y todavía no se les ha permitido el contacto con el mundo exterior", dijo Bouckaert. "Su aislamiento está agravando el sufrimiento de sus familias”. “Según los informes de los medios el presidente Jacob Zuma, de Sudáfrica, no mencionó el paradero Hammerl con las autoridades libias durante una visita a Trípoli el 10 y 11 de abril como miembro del equipo de mediación de la Unión Africana. Las autoridades de Sudáfrica son conscientes de que Hammerl ha estado desaparecido desde el 7 de abril, y esto ha sido noticia de primera plana en Sudáfrica.

"Es increíble que el presidente Zuma no mencionara a un ciudadano sudafricano desaparecido", dijo Bouckaert. "Una apelación directa podría haber hecho una gran diferencia en la búsqueda de Hammerl. No hay excusa para que Zuma ignorara esto".

Además de los cuatro periodistas detenidos o desaparecidos, Human Rights Watch expresó su grave preocupación por la seguridad de otro periodista, el corresponsal independiente Mathew Van Dyke, que según informes desapareció alrededor de Brega el 13 de marzo. No ha habido ninguna noticia sobre su paradero, a pesar de los esfuerzos de su familia y el Departamento de Estado de EE.UU. para localizarlo.

Human Rights Watch ha documentado previamente los arrestos y detenciones arbitrarias y en algunos casos las desapariciones forzadas de cientos de libios, incluyendo al menos cuatro médicos, del este de Libia en el último mes. Algunos de ellos fueron vistos por última vez bajo la custodia de las fuerzas del Gobierno, o sus familias pudieron confirmar que estaban bajo la custodia del Gobierno cuando al llamar a sus familiares desaparecidos sus llamadas fueron contestadas por las fuerzas de seguridad del Gobierno.

"Los casos de periodistas extranjeros en régimen de incomunicación son muy preocupantes, pero hemos recibido aún menos información sobre los cientos de libios que permanecen en el agujero negro de los centros de detención de Gaddafi", dijo Bouckaert.

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