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Municiones en racimo: Persiste el uso en Siria

No obstante, numerosos países avanzan en la destrucción de reservas exigida por el tratado

(Ginebra) – El gobierno sirio continúa utilizando municiones en racimo durante el conflicto, aun cuando las naciones que se han sumado al tratado que prohíbe estas armas están destruyendo sus reservas a gran velocidad, señaló hoy Human Rights Watch durante la presentación del documento Monitor de Municiones en Racimo 2013, un informe global que evalúa la adhesión a la Convención sobre Municiones en Racimo.

“Siria persiste en el uso de bombas de racimo, un tipo de armas sumamente dañinas que permanecen en la superficie y provocan destrucción y muertes durante décadas”, observó Mary Wareham, directora de incidencia de la división de armas de Human Rights Watch y una de las responsables de la edición final del informe. “Mientras tanto, otros países que se han sumado al tratado demuestran un firme compromiso con la eliminación de las bombas de racimo de una vez por todas”.

El Monitor de Municiones en Racimo 2013 es el informe anual que elabora la Coalición contra las Municiones en Racimo, una iniciativa fundada por Human Rights Watch con otros actores. El informe se publicó de cara a la Cuarta Reunión de Estados Parte en la Convención, que se inicia el 9 de septiembre en Lusaka, Zambia. Human Rights Watch lidera la labor de la Coalición contra las Municiones en Racimo en lo que respecta a monitorear el cumplimiento de las disposiciones del tratado que prohíben el uso, la producción, la comercialización y el almacenamiento de municiones en racimo.

Las municiones en racimo han sido prohibidas debido al efecto indiscriminado y extendido que implican al momento de su uso, y al peligro a largo plazo que representan para la población civil. Las municiones en racimo pueden ser lanzadas por sistemas de artillería y proyectiles o ser arrojadas desde el aire. Normalmente estallan antes de tocar la superficie y dispersan decenas o incluso cientos de pequeñas cargas explosivas en un área del tamaño de un campo de fútbol. Las submuniciones de las bombas de racimo a menudo no detonan con el primer impacto, y se convierten así en minas terrestres.

Un total de 112 países se han suscripto o adherido a la Convención sobre Municiones en Racimo, que prohíbe el uso, la producción, la transferencia y el almacenamiento de municiones en racimo, el tratado también exige la remoción de restos de dichas municiones en un plazo de 10 años y obliga a brindar asistencia a las víctimas de estas armas. De estos países, 83 son Estados Parte que han quedado jurídicamente obligados a cumplir todas las disposiciones de la Convención, mientras que los otros 29 participantes han firmado el tratado pero aún no lo han ratificado.

Según se indica en el documento Monitor de Municiones en Racimo 2013, los Estados Parte han destruido hasta el momento en total 1,03 millones de municiones en racimo que contenían aproximadamente 122 millones de submuniciones. Esto equivale al 71 por ciento de las municiones en racimo y el 69 por ciento de las submuniciones que los Estados Parte del tratado declararon mantener en reserva. Tan sólo en 2012, se destruyeron 173.973 municiones en racimo y 27 millones de submuniciones en Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, el Reino Unido y otros Estados Parte. En 2011, se destruyeron en el marco de la Convención 107.000 municiones en racimo y 17,6 millones de submuniciones.

“Las naciones que aún no se han sumado a la Convención deberían reconocer el rol clave de este tratado como la única vía efectiva para librar al mundo del flagelo de las municiones en racimo”, aseveró Wareham. “No basta con mostrarse apenados por las víctimas civiles provocadas por las municiones en racimo. Para evitar el uso de municiones en racimo en el futuro, todos los países deben sumarse a la Convención sin demora”.

La mayoría de los 29 países que se suscribieron al tratado pero aún no han ratificado la Convención sobre Municiones en Racimo ya han comenzado el proceso de ratificación y, en la práctica, están implementando sus disposiciones. Sin embargo, los esfuerzos por sumar a nuevos países no han sido igualmente exitosos. Desde que la Convención entró en vigor el 1 de agosto de 2010, los países ya no podrán inscribirse, sino que deberán cumplir un proceso que se conoce como adhesión. Solamente cuatro naciones han completado este proceso: Andorra el 9 de abril de 2013, y Granada, Suazilandia y Trinidad y Tobago en 2011.

La mayoría de los 80 estados no signatarios están cumpliendo las disposiciones de la Convención sobre Municiones en Racimo aun cuando no han llevado a cabo la adhesión, pero igualmente los problemas persisten, comentó Human Rights Watch. Además del caso de Siria, desde 2010 las municiones en racimo fueron empleadas por Libia durante el régimen de su anterior líder, Muamar Gadafi, y por Tailandia; también existen denuncias no confirmadas sobre el uso de estas municiones por parte de Sudán y Birmania. Ninguno de estos países se ha sumado todavía al tratado.

En Siria, Human Rights Watch identificó 152 sitios distintos donde fuerzas del gobierno utilizaron al menos 204 municiones en racimo entre julio de 2012 y junio de 2013, en 9 de las 14 provincias del país. Varios sitios han sufrido múltiples ataques con municiones en racimo. Sin embargo, estos datos ofrecen un panorama incompleto, dado que no todos los restos de municiones han sido registrados en grabaciones de video o por otros medios. La cantidad real de municiones en racimo utilizadas por las fuerzas del gobierno sirio posiblemente sea mayor, señaló Human Rights Watch.

El uso de municiones en racimo por parte de Siria ha tenido amplia repercusión en la prensa y ha provocado un fuerte repudio entre el público.La Convención sobre Municiones en Racimo exige a cada Estado Parte “hacer todos los esfuerzos posibles por desalentar a los Estados no parte […] de utilizar municiones en racimo”. En total, 113 países han condenado el uso por parte de Siria de municiones en racimo, incluidos más de tres decenas de estados no signatarios. La mayoría condenó el uso a través de una resolución de la Asamblea General de la ONU, a la vez que varios ministros de relaciones exteriores han alertado reiteradamente sobre el uso de municiones en racimo en Siria.

Tras los presuntos ataques con armas químicas perpetrados el 21 de agosto de 2013 en Ghouta Oriental y Occidental, cerca de Damasco, Estados Unidos y otros países están evaluando alternativas de intervención militar en Siria. Según reportes existentes la última vez que Estados Unidos utilizó municiones en racimo fue en Yemen el 17 de diciembre de 2009, cuando al menos un misil de crucero TLAM-D cargado con minibombas BLU-97 impactó en la aldea de Al-Majala, al sur de la provincia de Abyan, y dejó un saldo de más de 40 víctimas civiles. Estados Unidos no debería utilizar municiones en racimo durante una eventual intervención en Siria, indicó Human Rights Watch.

“El uso extendido de municiones en racimo por Siria permite dudar seriamente de que la Convención esté logrando avances genuinos para poner fin al sufrimiento humano provocado por estas armas”, manifestó Wareham. “Cualquier uso por parte de Estados Unidos de municiones en racimo no haría más que agravar la actual crisis humanitaria. Es indispensable que todos los países estigmaticen el uso de municiones en racimo dejando en claro que estas armas no deberían ser utilizadas en ningún caso”.

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