Skip to main content

(Ginebra) - El uso creciente de armas incendiarias, que causan terribles heridas a la población civil, debe llevar a los países a fortalecer la legislación para restringirlas, aseguró Human Rights Watch en un informe hecho público hoy en una reunión diplomática acerca de éstas y otras armas.

En el informe de 30 páginas, “Time to Act against Incendiary Weapons” (Hora de actuar contra las armas incendiarias) se documenta el daño a la población civil provocado por las armas incendiarias utilizadas en Siria desde 2012, con especial atención al aumento de su uso en las últimas operaciones conjuntas del gobierno sirio y las fuerzas rusas.

"Los gobiernos que se preocupan por la protección de los civiles deben condenar los ataques con armas incendiarias y reclamar que se ponga fin al uso de estas armas excepcionalmente sanguinarias", dijo Bonnie Docherty, investigadora principal sobre armas de Human Rights Watch. "Los gobiernos deberían tomar medidas para fortalecer el derecho internacional sobre las armas comprometiéndose a debatir el próximo año esta cuestión de manera enérgica".

Las armas incendiarias generan calor y llamas por la reacción química de una sustancia inflamable. Se pueden diseñar para marcar y señalizar o para quemar material, penetrar placas metálicas o producir pantallas de humo. Las armas incendiarias causan quemaduras terriblemente dolorosas que son difíciles de tratar y provocan incendios que destruyen objetos e infraestructura civiles.

Los países que se han adherido a la Convención de 1980 sobre ciertas armas convencionales están reunidos con motivo de la quinta conferencia de examen del tratado, que se celebra en Ginebra del 12 al 16 de diciembre de 2016. Deberían aprovechar la oportunidad que brinda este importante encuentro diplomático, que se celebra cada cinco años, para iniciar una revisión de las protecciones jurídicas existentes sobre armas incendiarias, dijo Human Rights Watch.

El Protocolo III de la Convención sobre ciertas armas convencionales regula el uso de armas incendiarias, pero algunas lagunas importantes han socavado la eficacia del protocolo y no pudieron impedir el uso continuado de estas armas en Siria y otros lugares.

El protocolo se aplica sólo a las armas que se han "diseñado principalmente" para provocar incendios o causar quemaduras y, por lo tanto, algunos países consideran que excluye ciertas municiones multiuso con efectos incendiarios, en especial las que contienen fósforo blanco. Aunque el fósforo blanco se puede usar para diversos propósitos, es una sustancia que causa lesiones tan crueles como las provocadas por otras armas incendiarias. En el informe se documenta la utilización en 2016 de municiones con fósforo blanco lanzadas desde tierra por las fuerzas estadounidenses en Iraq y la coalición encabezada por Arabia Saudí en Yemen.

El Protocolo III dispone ilógicamente restricciones más débiles para las armas incendiarias lanzadas desde tierra que para los modelos lanzados desde el aire, a pesar de que todas estas armas producen heridas horribles. Aunque una prohibición de las armas incendiarias tendría la máxima repercusión desde una perspectiva humanitaria, se podría mejorar significativamente las protecciones y reforzar la norma contra las armas incendiarias incluso con pequeñas modificaciones del texto del Protocolo III.

Además de documentar el uso de armas incendiarias, en el nuevo informe se examinan las preocupaciones de los países sobre estas armas y sus posiciones con respecto al fortalecimiento del derecho internacional. El informe ha sido publicado conjuntamente con la Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de Harvard, donde Docherty es también profesora.

Hay pruebas convincentes de que los aviones del gobierno ruso han descargado armas incendiarias en Siria, o al menos han participado en ataques con armas incendiarias del gobierno sirio. En las imágenes emitidas por Russia Today en junio se observa la instalación de armas incendiarias — concretamente bombas RBK-500 ZAB-2.5SM de fabricación soviética — en un caza ruso SU-34 de ataque terrestre en la base aérea rusa de Hmeymim, Siria. Sólo la fuerza aérea rusa opera este tipo de aviones en Siria. En los vídeos y las fotografías de los ataques de agosto de 2016 en la provincia de Idlib y los restos que dejaron aparecen bombas incendiarias RBK-500 ZAB-2.5SM, cada una de las cuales contiene 117 submuniciones incendiarias. Rusia ha negado el uso de armas incendiarias.

Human Rights Watch ha documentado18 ataques con armas incendiarias en las zonas controladas por la oposición de Alepo y Idlib entre el 5 de junio y el 10 de agosto, y otros ataques desde entonces. Durante al menos unas semanas a mediados de 2016, se usaron armas incendiarias casi a diario en las zonas controladas por la oposición.

El 19 de agosto de 2016, un hospital de campo en Daraya, en los suburbios de Damasco, recibió el impacto de armas incendiarias. Un médico que se encontraba en el edificio en el momento del ataque dijo posteriormente a Human Rights Watch que los "incendios estallaron y quemaron todo el edificio, junto con el equipo… Ahora está fuera de servicio". Agregó: "El plástico, la madera, se quemó todo. El fuego consumió todo".

Docherty presentará sus conclusiones en un evento paralelo en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, a las 8.45 de la mañana del 13 de diciembre en la Sala de Conferencias XXIV.

Your tax deductible gift can help stop human rights violations and save lives around the world.

Las más vistas