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UE: los líderes alimentan el miedo e ignoran los derechos

La defensa de los valores compartidos es vital para frenar las tendencias negativas

Migrantes a bordo de un barco de fibra de vidrio en el Mar Mediterráneo, frente a la costa libia, el 12 de agosto de 2018. © 2018 Guglielmo Mangiapane/Reuters
(Berlín) – Líderes influyentes en los Estados de la Unión Europea utilizaron la migración para alimentar el miedo, justificar políticas abusivas y bloquear reformas significativas en 2018, incluso cuando el número de personas que llegaban a sus fronteras había disminuido, dijo hoy Human Rights Watch en su Informe Mundial 2019. Pero durante 2018, las instituciones de la UE, con el respaldo de algunos Estados de la UE, demostraron un mayor compromiso para abordar los ataques contra las instituciones democráticas y el Estado de derecho en Hungría y Polonia.


En su capítulo dedicado a la Unión Europea, Human Rights Watch resume los acontecimientos más destacados en 10 Estados miembros de la UE y los avances en todo el bloque en materia de inmigración y asilo, discriminación e intolerancia, Estado de derecho, terrorismo y contraterrorismo y política exterior de la UE.

“Vimos cómo líderes populistas en los Estados de la UE avivaban el miedo y hacían caso omiso de los derechos en 2018 mostrando poco interés por las consecuencias”, dijo Benjamin Ward, subdirector de Europa y Asia Central para Human Rights Watch. “Afortunadamente, contamos con algunas instituciones y Estados de la UE que están dispuestos a hacer frente a la peligrosa indiferencia de los populistas en favor de los valores fundamentales de Europa”.

En la 29.a edición del Informe Mundial 2019, de 674 páginas, Human Rights Watch analiza las prácticas de derechos humanos en más de 100 países. En su ensayo introductorio, el director ejecutivo Kenneth Roth destaca la resistencia que se está gestando ante al odio y la intolerancia que profesan los populistas en muchos países. Los excesos autocráticos están encontrando freno en las nuevas alianzas forjadas por gobiernos que respetan los derechos, a menudo, con el apoyo y a instancias de organizaciones cívicas y del público. Sus logros ponen de manifiesto la posibilidad —y, por cierto, la responsabilidad— de defender los derechos humanos incluso en épocas más sombrías.

La UE decidió en septiembre iniciar un proceso de sanciones políticas contra Hungría y continuó el proceso iniciado contra Polonia en diciembre de 2017. Esas acciones y la acción legal en curso contra ambos Estados mostraron la determinación de las instituciones de la UE, incluidos el Parlamento, la Comisión y el Tribunal de Justicia, de defender las instituciones democráticas, el Estado de derecho y los derechos humanos dentro de las fronteras de la UE. Los organismos de la UE también expresaron su preocupación por el Estado de derecho en Rumania.

Los partidos extremistas populistas que apoyan agendas políticas xenófobas ganaron terreno en las elecciones en varios países, al tiempo que ejercieron una gran influencia sobre la política europea en general. A pesar del número manejable de migrantes que llegaron a las fronteras de la UE, los gobiernos antiinmigración de Italia, Austria y Hungría impulsaron un enfoque oportunista de línea dura y ayudaron a bloquear los acuerdos sobre reformas de las leyes de asilo de la UE y la distribución justa de la responsabilidad por los migrantes y solicitantes de asilo que llegan. La prioridad siguió siendo el cierre de las fronteras exteriores de la UE, incluso mediante el bloqueo de los rescates humanitarios en el mar, una cooperación más estrecha con las fuerzas abusivas de la guardia costera libia y problemáticas propuestas para el procesamiento de solicitantes de asilo en alta mar.

Si bien el discurso político xenófobo a menudo se centraba en los inmigrantes y solicitantes de asilo, los países de la UE lidiaron también con la arraigada discriminación contra las minorías, incluidos los romaníes, así como los ataques antisemitas y antimusulmanes. Hubo avances significativos, como el referéndum que anuló la prohibición casi total del aborto en Irlanda y el reconocimiento por parte del Tribunal de Justicia de la UE de que las parejas del mismo sexo deberían tener libertad de movimiento incluso en los países donde no se reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero también hubo una discriminación generalizada por motivos de género, identidad de género y orientación sexual.

La UE y sus Estados miembros reafirmaron su firme apoyo a un orden internacional basado en las normas, los órganos y mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas, y también destacaron su apoyo a la Corte Penal Internacional. La UE siguió siendo un actor principal en la promoción de los derechos humanos a nivel mundial, adoptando firmes posiciones de cara a los abusos de los derechos humanos en países como Rusia, Birmania y Venezuela, a la vez que siguió presionando por la rendición de cuentas de los responsables de los atroces delitos cometidos en Siria y Birmania. En cambio, la política de migración mal concebida del bloque llevó a que surgieran posiciones muy débiles frente a las violaciones de derechos humanos en países como Egipto, Libia, Sudán y Turquía.


Entre otros puntos abordados por Human Rights Watch sobre cada país de la UE se pueden destacar: la decisión de Italia de cerrar sus puertos a operaciones humanitarias de rescate marítimo; la campaña de desprestigio de Hungría contra el filántropo George Soros y los grupos de derechos humanos que reciben fondos internacionales; las medidas emprendidas por Polonia para socavar la independencia judicial; y las implicaciones para los derechos humanos de las negociaciones del Reino Unido con la UE sobre el Brexit.

Los inmigrantes y solicitantes de asilo, incluidos cientos de niños no acompañados a quienes se les niega protección y viven en las calles, enfrentan condiciones muy precarias en Francia. Miles de solicitantes de asilo en las islas griegas sufrieron condiciones similares bajo una política de contención que les impidió trasladarse al continente.

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