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Nagorno-Karabaj despoblado: ¿Y ahora qué?

Boletín informativo, 5 de octubre de 2023

Un convoy de coches de armenios que huyen de Nagorno-Karabaj, 26 de septiembre de 2023. © 2023 AP Photo/Vasily Krestyaninov

El éxodo masivo de armenios étnicos de Nagorno-Karabaj en los últimos días ha sido espeluznante. Más de 100.000 personas han huido. Eso es casi toda la población de la zona.

El éxodo se produjo tras los últimos ataques militares de Azerbaiyán para recuperar el control total de Nagorno-Karabaj, una región de Azerbaiyán cuya mayoría étnica armenia había librado, junto con fuerzas de la República de Armenia, una guerra para separarse de Azerbaiyán a principios de la década de 1990. Con el ataque del mes pasado, las autoridades de facto del enclave aceptaron disolverse.

Ahora que los armenios étnicos han huido en masa de Nagorno-Karabaj, la pregunta es: ¿qué pasará después? Azerbaiyán quiere reintegrar la región, ahora casi vacía, y a sus residentes, pero ¿cómo se haría exactamente?

Las autoridades azerbaiyanas han afirmado en repetidas ocasiones que en Nagorno-Karabaj se protegerán los derechos de todos, pero es difícil aceptar tales afirmaciones a primera vista. De hecho, la falta de confianza en las autoridades azerbaiyanas es en gran parte el motivo por el que tantos han huido.

Y después de décadas de conflicto y presuntos crímenes de guerra, por no mencionar los meses de graves penurias causadas por el bloqueo azerí de la región, ¿es probable que los armenios confíen en las autoridades azeríes lo suficiente como para regresar? En general, el terrible historial de derechos humanos del gobierno azerbaiyano no ayuda.

Sin embargo, algunos armenios que huyeron y a los que nuestros investigadores entrevistaron en la frontera dijeron que considerarían la posibilidad de regresar a Nagorno Karabaj. Para la mayoría, eso significaba simplemente recoger sus pertenencias, si podían hacerlo bajo protección internacional.

Pero un hombre de la ciudad de Khankendi (Stepanakert) dijo que consideraría regresar permanentemente con su familia "si Azerbaiyán permite que los armenios vivan allí como una comunidad - con escuelas armenias, iglesias armenias y personal administrativo reclutado entre los miembros de la comunidad".

Es un buen consejo, tanto para Azerbaiyán como para sus socios internacionales.

Los armenios étnicos que huyeron de Nagorno-Karabaj tienen derecho a regresar. Azerbaiyán debería respetar ese derecho, y la UE, EEUU y otros gobiernos implicados deberían animar a Azerbaiyán a hacerlo. Deberían hacer hincapié en los pasos específicos que Azerbaiyán debe dar para facilitar los retornos, ya sean visitas de corta duración o más largas.

A los que decidan no regresar permanentemente se les debería permitir recoger sus pertenencias restantes, ocuparse de sus bienes inmuebles, visitar las tumbas y cosas similares. También se les debería compensar por sus propiedades.

Para los que regresen, Azerbaiyán debería prestar atención a las palabras de aquel hombre de Khankendi (Stepanakert) y garantizar el acceso a la educación en lengua armenia y la protección de los derechos civiles, políticos, religiosos y culturales. Contar con armenios en la policía y la administración local también podría ayudar a generar confianza.

Sin embargo, dadas las décadas de conflicto y desconfianza, nada de esto parece probable sin una misión internacional de supervisión en la región. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania ha señalado públicamente su compromiso "junto con sus socios internacionales" con una misión de este tipo, añadiendo que la población de la región "necesita poder confiar en que no está sola".

Esa es la dirección correcta. Ahora, tienen que hacerlo realidad.

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